27 de septiembre de 2010

El Chico de Mirada Chispeante.


El cielo está oscuro, muy oscuro. ¿Nunca habéis tenido miedo a que le cielo se derrumbe? O, ¿Simplemente sentir ese dolor?. Hoy siento ese dolor. Ese dolor huidizo que se converge en mi recóndito. El cielo está oscuro. El templor de la habitación turquesa hace que el ventanal se envuelba en una dulce y fina capa de vaho. Repasé con las yemas de los dedos aquel pequeño hálito. Un cosquilleo en los dedos por aquel helado cristal totalmente empañado. Me rozé la cara con esas pequeñas láminas de hielo en mis dedos, que ya estaban color morado. El cielo está oscuro, y estoy sola. El Señor, (Como llamaré a partir de ahora a Rosse) Llevó a la Señora (adivinad quién es la señora) Al hospital para una revisión. Y hoy me pongo a pensar, ¿Cómo estuve a punto de enamorarme de mi hermanastro?. Sí, sí. Como oís. Ese Rodrigo, mi hermanastro, hermano de Violette, hijo de Priscila, Hijastro de mi papá, es ni más ni menos, que mi hermanastro. Y, El cielo acosa con seguir oscuro toda la noche. Acaricio con exasperación la sudadera de DisneyLand, como si eso originara de nuevo a mi familia, que desde aquella lobreguez saliera la que entonces era mi familia. Que de toda esa oscuridad interminable, brotara la sonrisa de Nicolás, o de Violette. Una lágrima helada, tan helada como el cristal que primeramente deploré en mis dedos. Una única lágrima, la más helada de aquel oscuro invierno, que acechaba entre la lóbrega. Un Extraño 'rintintín' sonó desde la planta baja. Me puse la bata, y me limpié aquella aislada lágrima. Miré por la abertura, pero la reprimida lluvia solo me dejaba divisar una figura alta, vigorosa, y unos ojos chispeantes a pesar de toda la neblura. Decidí abrir, aguantando fuerte el pomo, por si tenía que cerrar forzosamente. Entonces ahí estaba él, mojado, totalmente tenue, ágil. Con un pequeño ramo de tulipanes rojos, pese a la lluvia, tenía una sola gota brillante en el pétalo más rojizo.
-Una gota por cada lágrima. Perdóname Remember.
-Entra, estás empapado, Jhon.-Le ofrezco un batón azul celeste de El Señor, y se introduce en el baño en silencio. Mienras entra, y se cambia, llevo lus 3 tulipanes a remojar. Al ver que tarda demasiado, decido ir a ver. Despacio, me acerco al pomo, lo despego, y lo retiro hacia la derecha. Puedo examinar un cuerpo semidesnudo, perfectamente elaborado. Tan pálido, que se camuflaba en las paredes del baño. Una oleada de fuerte viento hace que me resalte totalmente, me gire, y ver que una ventana a causa de la fuerte lluvia, se ha caido. Se ha caido provocando un horrible sonido de arañazos. Voy corriendo, dejando el pomo en el suelo. Jhon corre, y me ayuda  a recoger. Tras estar totalmente mojados, nos miramos fijamente, pisando el frío suelo, totalmente colmado de cristales, lluvía salada, y muchas ganas de compartir abrazos. Él me mira, me coje de la mano, y lentamente me acerca hacía su boca, siento su boca sobre mi oreja, acariciando mientras susurra:
-No seas cotilla, que al final, te llevarás sopresas que no quieres ver.-Fríamente se aleja, dejándome arrodillada sobre los cristales rotos, y lluvía desolada. Antes de irse, Jhon me entrega el pomo de la puerta, más reluciente aún. Se ha ido, dejando la bata, mi desconcierto, por toda el pasillo. Y, sí, se fué con la misma ropa empapada, y esos ojos chispeantes que me hacían estremecer. Y, ahora Jhon, vuelve a ser el protagonista de mi libreta, y de mi cabeza, nuevamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario