28 de febrero de 2011

Muchas horas perdidas entre mis dedos.

El tiempo se ha ausentado entre mis manos. Tengo miedo a que se aloje ahí a su antojo, y no salga para sanar estas heridas.
Boca abajo el mundo se ve diferente. La ventana ya no enseña los rayos del astro brillante. Solo una casa vacía ante mis ojos, donde en su ventana ya no  está él, el chico de mirada chispeante que, tal día como hoy, tal hora como ésta, estaría ahí. Sonriendo. Grito al cristal.
Vuelve!.-Respiro cansada, el cristal se empaña de dolor y lágrimas.
Vuelve!.-Golpeo con mis manos, me rehuyo entre las sábanas, y me encojo, agarrando mis rodillas con mis manos, presionándola en mi pecho.
-Por favor.-Acaricio lentamente la alianza, la beso y entonces me doy cuenta de que, nada volverá a saber tan dulce como sus labios.
-¡Eh!, Ermitaña, despierta, venimos a alegrarte el día.
-Arriba, ¡Vamos!.-Ann y Cris sonríen desde la puerta.
-Chicas, enserio ... No tengo muchas ganas de nada hoy.
-¿Enserio eres ?, Dónde está mi Re , mi pequeña lucecilla, mi mijita de algodón de azúcar, ¿eh?.-Sam entra y con ella chucherías varias y un casete antiguo. Se sientan a mi lado, y me abrazan. Entonces ponen el vídeo,  con fotografías de todos nosotros. Y ese día en el bosque.
-¿Te ves?, Pues, esa eras tú, sí, sonriente y feliz. Queremos que vuelvas.-Entra Aitor, con una sonrisa de oreja a oreja. Todos me abrazan, y sonríen a mi lado.

Una sonrisa de complicidad nace en mi cara, que, poco a poco recupera su tono rosado.
-Siempre nos tendrás para todo, Mijita.
-Gracias chicos.-Sonrío. Las fotografías navegan en el televisor flemáticas y sosegantes. Mientras bailamos al ritmo de Katy Perry, y comemos muchísimas pepitas de chocolate.



Todos se marchan, Sam se detiene y sonriente dice :
-Alguien te espera abajo, Mijita.-Hago un gesto de cansancio, ha sido un día larguísimo. Bajo las escaleras de dos en dos, tres en tres. Me detengo, agacho la cabeza y me recojo el pelo con un moño antes de elevar la mirada hasta sus ojos azulados y su pelo revuelto.

-¿Te hace una de pelis de terror?. Te prometo no volver a dormirme. Haré otros veintitrés cafés, y volveremos a vivir esas 23 horas... Juntos.


Preguntitas | Música | Tuenti

24 de febrero de 2011

Jerséis, bufandas y poco más.

La ventana es una puerta que da a conocer el mundo de la noche. Cierro los ojos con fuerza, e intento tragarme una lágrima. Cierro el puño, rabiosa, con un llanto tenue. Abro los ojos, el mundo está turbio. Me froto los ojos. ¿Por qué ahora?.
















-Quiero que me abraces. Quiero que tu olor se quede grabado en mí, quiero que tu brillo sea un trueno en mi pecho. Te puedo decir muchísimas cosas que quiero. Y una que no quiero que suceda, jamás.
-Eres tan bonita...-Doblaba su ropa, y la guardaba en su mochila de cuero.-Cómo brilla nuestra alianza, ¿eh?.
-Nuestra cestita de picnik, tu broche, mi abrigo negro como la noche...
-¿Como la noche que nos espera?.
-Sí, la última.-Me aferro a su cuello con ambos brazos, me niego a dejarlo ir. Millones de fotografías en blanco y negro, un sillón color berenjena, y muuuuuuuchos recuerdos que, están compartiendo sitio junto a sus camisetas de series animadas. 


La playa estaba cálida e indiferente ese día. Varias conchitas de colores nadaban en la orilla. En un cubo rosado, agarrados de la mano, cogíamos las más bonitas. Besos, marea y mucho amor. Mucho amor, casi tanto, que el mar golpeaba nuestros cuerpos al son de nuestros latidos compartidos. 





Ese beso en esa heladería tan dulce. Ese beso a sabor del chocolate. Ese beso que marcaba nuestra primera quincena juntos. Querida Libreta... Viendo estas fotografías, pienso ¿Podré soportar su marcha?.









La mañana acaricia nuestros cuerpos, revolcados y derrivados a la oscura deriva. 
-Buenos días princesa, no he dejado de soñar contigo.
-Eres un tipo muy cursi.-Pero es mi tipo cursi, mi chico de mirada chispeante, de labios carnosos, y de ojos verdes. Sí. Es mi Jhon, y nadie podrá hacerme sentir, lo que él un día hizo nacer. Y, aunque se marche... Ese brillo, ese calor... Siempre estarán en mis palmas, en mi cabeza. Esa calidez, siempre permanecerá en mí, muy muy dentro de mí. Porque el siempre será mi Judas, y yo su pequeña santa.


Y como yo soy la dueña de esta ridícula libreta,  lo dejo aquí. Y sé que este 24 de Febrero dará para muchas entradas. Porque el 24 de Febrero, las miradas chispeantes se esfumaron como se podía haber esfumado la espuma en un baño caliente. El se había ido.  Para
siempre.

15 de febrero de 2011

Algo impredecible.

Es extraño. Muy extraño. Acaricio la solapa,  sonriente. El besa mi mejilla torpemente, sentados en un banco de reluciente metal, ausentes de el gentío que entran y salen por los vagones transitados
 -No me dejas leer pequeñín. 
 -¿Es que ese libro es más interesante que yo?.-Hace un gesto de falsa sorpresa, y se encoge de hombros, con tristeza.
 -Sabes que nada es más interesante que tú.- Sonrío, una y otra vez más. Impaciente, sonrojada y extraña. Me siento muy extraña.
 -Quedan tan solo 13 días.
 -Aún no creo que te vayas.
 -¿Qué lees?.-Ahueca su cabeza en mi cuello.
 -La princesa sin reino.
 - Y, ¿De qué va?.
 -Pues, de una chica que por su reinado, no puede casarse con otro que no sea quien le obliguen. A sus 16 años se enamora de un criado ...
 -¿Lo típico?.-Me interrumpe, y sonríe.-Eres tan predecible...-Chasquea los labios y me besa la mejilla.
 -¿Crees que soy predecible?, Pues, te tengo una sorpresa. Ven, sígueme.

El cuarto desordenado, la ventana refleja la luz que muestra las calles. El frío acaricia las cortinas turquesas. Hago un gesto de "ven" con el dedo indice, y sonrío pícara. Arrastro su fuerte cuerpo hacia mí, acaricio su pelo, y cuando se precipita a besarme, me alejo. Chasqueo la lengua y río a carcajadas. Coloco en el toca-discos antiguo el disco de Umberto Tozzi. Ronroneo, y acaricio los cuatro discos. Grito. Lo he encontrado. Comienza a sonar... .
-Dan dabadan, daba dan dan parrabandan darrabán dan, dan dubadán...-Canturreo. El ríe. Me precipito sobre él. Reímos.  

 -Pequeña...-La noche se arroja sobre nuestros hombros, jugamos entre las sábanas, olisqueo el dulce olor de sugus de piña en su camisa desabrochada, lo apriento fuerte sobre mí. Susurro.
 -Dime...
 -Eres tan predecible...
 -No me importa serlo.
 -Pero ¿sabes lo mejor?, que, aun siendo predecible, testadura, celosa, algo torpe y muy bonita... Aun siendo todo eso, no dejas de parecerme irreal.
 -¿Irreal?
 -No comprendo como haces que lo imperfecto alcance lo perfecto.-Enconge los hombros, aún sonrojado y muy despeinado.
 -¿Llego a superar lo perfecto?.-Le acaricio, acaramelada.
 -Lo alcanzas, lo superas y llegas a varios kilómetros sobre lo perfecto.

7 de febrero de 2011

Amigos de lo extraño.

 -¿Qué harás cuando todo esto acabe?.-Desarraigaba el césped mojado de rocío, húmedo y raspante.
 -¿A qué te refieres con eso de "acabe"?.-Me ojeaba lentamente desde la otra punta del mantel, donde jugateaban un par de hormigas rojas en la comisura de éste.
 -Pues, a que, todo tiene un final escrito, ¿No?.-Tartamudeo.
 -Se supone que el destino solo escribe lo que nosotros haremos en un futuro así que...-Se acercaba lentamente a mí, y me besaba lento, susurrando paulatinamente una canción que hace minutos sonó en una de las radios anticuadas de, unos abuelos que paseaban agarrados de la mano por el bulevar.-... Así que, mandémosle al carajo
 -Shht! No digas palabras feas, que estropean tu cara.-Jhon musitaba, reía y saltaba entre mis piernas. Me besaba jugosamente, y ansiaba una y otra ve que el momento durase muuuuuucho tiempo. 

-Aún no respondiste a mi pregunta.-Digo, decidida  a recibir una pregunta, anhelando una de sus ingeniosas respuestas que, sin legar a menos, hacen que me derrita lentamente por dentro, como la mantequilla en el microondas.
-Para qué quieres una respuesta, si no harás más que sufrir en cuanto la oigas...-Doy un respingo hacia atrás.
 -A caso, cuando acabe este frío mes de Febrero, ¿te irás?.
 -Aun queda mucho Febrero por delante, ¿No crees?.-Lo agarro con mis dos palmas entre abiertas, su cara arde entre mis gélidos dedos, que hacen que palpite, tanto tanto que los escalofrío dominan mi respiración. Sonrío.
 -No puedes irte.
 -Te llevaría conmigo.
 -No creo que debamos irnos, dejarlo todo, a un rumbo sin fijación, a la nada.
 -¿A caso hay algo más interesante que lo desconocido?.-Sonríe con perspicacia, pícaro. Picante.
 -Sí, hacer que lo que es ahora afamado, volver a verlo como lo oculto que un día fue.

1 de febrero de 2011

El Primer día de Febrero.

 -No creo en ti.
 -Dime porqué.
 -Tus ojos muestran lo que tu corazón esconde.-Acaricio su cara con las dos palmas frías, en aquella tarde, la primera tarde de un duro y frío Febrero.
 -No puedes irte Remember, no puedes.
 -Está hecho, lo siento me voy de casa.
 -Por favor, no te vayas.
-Lo siento, lo siento ...-Cojo las maletas a rayas, con topos naranjas, y un pequeño maletín con casetes antiguos y fotografías con mi familia.
 -No puedes irte.
 -Sabes que sí, Rosse.
 -Quédate conmigo, por favor.-Ruega con los ojos puestos en los míos, buscando un poco de debilidad y entonces, atacar.
 -Está decidido, no puedo oírte.-Lo empujo hacia la puerta entre abierta, y salgo. Aun puedo oírle, oigo su voz áspera pedir un poco de tiempo. Con las dos manos congeladas, me tapo las orejas enrojecidas con las mangas, y tarareo una canción ininteligible. Sonrío y me digo a mí misma ''¿Qué puede salir mal?''
La frase juguetea, brinca rebota y se repite en mi cabeza.
 -Hola cariño.
 -¿Qué haces aquí Jhon?
 -Venir a buscar a mi pequeña nariz respingona.
 -Traigo todo, podemos irnos.-Sonrío, y hundo mi nariz en su cuello. Da un pequeño respingo, estoy demasiado fría, demasiado gélida como para poder tocarlo, y que él no sienta dolor.
 -¿Estas lista?
 -Más que nunca.
 -Antes ... Quiero que tengas una cosa.-Con un gesto de exasperación, busca en su pequeño bolsillo, con la barbilla clavada en el final de su moreno cuello. Gira la cabeza hacia los lados y suspira. Sonríe, lo ha encontrado. A nuestra alrededor nadie nos observa, indiferentes al frío.-Tómalo.
 -¿Qué es?
 -Ábrelo.
 -Una fotografía ...-La toco, la huelo, la siento. Recuerdo ese día de otoño. Parecía ayer. Sonrío. El jugateaba con una costura desfilachada del cojín, mientras yo besaba su mejilla repetidas veces. Estábamos sentados en un sillón color ciruela, Diciendo tonterías y comiendo albaricoques dulces. Bebiendo soda, compartiendo el sabor dulce de sus labios con mi sabor agrio, debido a la limonada que hace poco me había tomado. El diálogo nace de nuevo en mi cabeza.
 -Adoro el chocolate derretido en un día de verano.
 -Pues, yo adoro hundir la cara en la almohada fría en invierno.
 -¿Ah, sí?, Pues yo adoro ponerme unos calcetines que guardo por casa, donde cada dedo tiene su sitio. ¡Son adorables!.-Sonreía, y me retorcía entre sus brazos.
 -Yo adoro comer pequeños trocitos las galletitas de jengibre el 25 de Diciembre.-Sonreía y me pellizcaba la nariz. -Pero, hay algo que supera todo con creces, algo que me gusta más que todo esto ...-Encogí los hombros y levanto las manos, con chocolate derretido en la nariz, y lágrimas por las mejillas a causa de la risa tonta.
 -¿Qué es Jhon?
 -Te lo diré con el tiempo. Ahora sonríe, vamos a capturar este momento, ¿Eh?.-El flash atontaba nuestras pupilas, pero aun así lo veía perfecto, tan perfecto que cada poco me mordisqueaba un poco el labio para saber si no era un sueño. Ahora tenía una prueba, esto no era un sueño. Tenía y tengo, una fotografía.

 Sonrío de nuevo, encuentro esos recuerdos tan cálidos, tan reconfortantes y apetecibles que me apetece navegar un poco más. Jhon me pellizca la oreja, y sonríe de nuevo.
 -Me dirás ya que es lo que más te apetece, te encanta, te enloquece, y te maravilla ¿Verdad?.-Sonrío.
 -Está bien, te lo diré.-Hace un gesto de cansancio con los hombros, estira los dedos, y sonríe con una carcajada. 
 -Pequeña, no hay cosa que me enloquezca, que me deleite, que me guste, que me maraville más que . ¿Me oyes bien?. Tú, pequeña, eres lo que más me encanta. Y, ahora, ¿Qué tal si vamos yendo a casita?.

Y para preguntas pícaras o dulces :