14 de septiembre de 2010

32 Cafés, y Pastas de Frambuesa.

Un Piso de 23 plantas, tan alto que casi parecía acariciar el cielo. Alzaba el cuello hacía el último de todos los pisos. Nuestro piso. En mis gafas de aviador se reflejaban las nubes altas, blancas, totalmente esponjosas. En la derecha tenía la tableta de chocolate casi devorada, y en la izquierda la mochila casi a reventar. Dejé caer la mochila sobre el bordillo, y miré con ansia a Rosse.
-¿Cúal es?
-El último.
-Uao. Habrá ascensor, ¿Verdad?.
Jajaja!, anda vamos, que tenemos mucho que hacer.- Me cogió del hombro y me hizo arrimarme muchísimo a su barbilla. Acaricié su camisa turquesa, era preciosa. Llegamos hacia el ascensor, y cuando estaba apunto de tocar el "ven", Rosse me apartó la mano con cariño, e hizo un gesto negativo con la cabeza.
-Pero ¿Qué...?
-Confía en mí.- Me arrastró hacia una especie de porta-carga que llevaba hasta el último piso. Era bastante grande, y entonces miré de reojo a Rosse. Él solo me sonrió, sacudió la cabeza, y se metió ahí adentro. Me ofreció su mano, y yo le confié la mía. Estábamos oscuro, muy muy pegados, en cuclillas. Era muy incómodo pero sentir su respiración, su brazo agarrándome para que no cayera al vacío, hizo que sintiera una calidez, una sensación increíble. Con un gran resalto, llegamos.
-Divertido, ¿Eh?.
-Psé. Y, ¿Cuál es tu apartamento?.
-Eh, eh. Nuestro apartamento.-Me rozó la cara, la barbilla, hasta llegar hasta la pequeña cicatríz que tenía en la yugular. No hizo preguntas, y se lo agradecí.
-Espera que encuentre las llaves, y...-Mientras rebuscaba en su maleta diminuta, heché un vistazo al rellano. Todo blanco, limpio, ni una mota de polvo, o suciedad. Solo había tres puertas, y un pequeño geranio en una de ellas.
-¡Aquí estás!. Estaba apunto de jugar al Marco-Polo contigo, pequeña llavecita descontrolada.-Una sonrisita nerviosa, abrió lentamente la puerta con una melodía de tambores. Le dí una palmadita en la espalda, y abrió del todo la puerta. Mostré una cara de asombro, era enorme, tan enorme como su boca, sus ojos...
- Eh Erembre, te la enseño, ven acá.
- Oh, Gracias.- Me cogió la mano con ternura, y me quitó la mochila con una sonrisa. La sala de estar con un pequeño sofá blanco, y una alfombra persa que recobría casi todo el parqué. Una televisión retro, muy pequeña, pero tenía su encanto. Cuadros, cuadros, y más cuadros. La cocina, su habitación, el baño... Y Una puertecita turquesa con un Nombre : Rem.
-Eh, Lo siento, aún no me aprendí del todo tu nombre, y...
-¿Puedo...?
-Adelante.- Un pomo redondo plateado, acerqué la mano, y lo giré con alegría. Se habrió despacio, sin chasquido, sin ruido. Silencio. Era enorme, con tonos turquesa, un escritorio, con un portátil, un balcon allá, una cama con muchísimos cojines rosados y turquesas, un baño para mí sola, un sofá con una pequeña mesita de roble, y un gran póster de Pas.
-Bueno, ya la irás remodelando como gustes.
-Está perfecta, gracias.- Con un sonrisa me giré y le ví los ojos brillantes, acariciando el marco de la puerta. Me miró fijamente, casí sentí como su respiración acelerada entraba en . Me adelanté un poco, cada vez más, y se fue. Dejando mi autoestima por los suelos turquesa. Desde la cocina gritó:
-Ehh, Rememdor, ¿Qué quieres tomar?
-Un café, por favor.- Pasé hacia la habitación, los cojines perfectamente colocados, el póster como si fuera una ventana que diera a ver la Torre Eiffel. Acaricié con los dedos la colcha, el escritorio... Abrí un cajón, y había un precioso iPod trquesa con un nombre atrás : Recuerdo.
-Eh, Recuerdo ya están tus cafés.
-Genial, ya voy.- Guardé el iPod en el cajón, y cerré la puerta. Entonces, me senté en el sofá de la sala, y trajo una gran bandeja, con muchísimos cafés. Mi cara mostraba extrañeza, pero ansia por saber que ocurría.
-Son 32 cafés.
-¿Porqué?
-Por que son 23 plantas, y el 32 me gusta.
-Oh, y ... ¿Para tomarlos todos?.
-No, son para .-Pasé toda la noche viendo Romeo + Juliet, en un canal clásico de la tele retro, tomando cafés con pastas de frambuesa, y sientiendo en calor del brazo de Rosse sobre mi cuello. Era extraño, pero cada uno de esos 32 cafés, tenía un sabor diferente, una textura, distinta, un sabor exquisito totalmente diferente por cada café que tomaba. Fueron las 23 horas más divertidas desde hace mucho tiempo.

ESTA ENTRADA SALIÓ DE LA CABEZITA DE AMANDA EL14 DE SEPTIEMBRE DEL 2010 CON NOMBRE 32 CAFÉS Y PASTAS DE FRAMBUESA. AINSS.

No hay comentarios:

Publicar un comentario