26 de agosto de 2010

Más Inocente que ninguna.

Gritaba como una posesa, volaba entre saltos en la cama, observaba los pájaros bajo mis pies, las nubes revoloteaban y jugueteaban entre los dedos de mis pies. La brisa primaveral acariciando mi nuca, riendo, volando. Saltando en la cama, dejando que la leche condensada cayera al vacío junto a los rabillos de las 6 fresas. Dejando que el parqué absorviera su jugo. Saltaba, volaba. El mundo era mío, solamente mío. Esa sensación era sin duda la más mejor del mundo. Saltaba al ritmo de los cantos de la vecina de arriba. Era sábado, e iría a darle una ¡sorpresa!, a Jhon en su casa. ¡No quiero que este sentimiento acabe nunca jamás!. Pobre de mí. No sabía en absoluto tooooooodo lo que me esperaba ese 24 de Abril. El desayuno me hizo volar aún más y más alto. Violette había hecho Creps de queso con chocolate fundido, y jugo de Guayaba. Galletitas de chocolate, ositos de gomita de varios colores (Menos el amarillo, ¡Odio el osito de gomita amarillo!), y leche desnatada. Me comí todo con regusto, con ganas de exprimir ese día como nunca exprimí nada. Me vestí con unos shorts vaqueros rajados, y una camisa larga de rosas y lilas. Me recojí el pelo con un moño mal cogido, y una chancletas del tiempo. Saltaba, cantaba, jugaba con Doggi, el cachorro de Marissa, la vecina de la izquierda. Le llevé galletitas de chocolate a Jhon en un tapper, recién hechas para compartirlas juntos. Mis ojos brillaban como un millón de enanas lucecitas. El aire exprendía un olor dulce ese día. Un olor que jugateaba con los 5 sentidos. Un olor, que al parecer solo percibía yo. Llamé con energía, esperando un beso, un abrazo ... Pero no. Sí, abrió Jhon, pero con una cara de susto. Totalmente despinado, agotado ... Estaba apagado. Intenté subirle el ánimo con las galletitas pero solo me dijo:
-Estoy cansado. Por favor, ¡Que no eres nada para mí!, Así que no te ilusiones, ¿Vale? Solo fué sexo!.-Cerró la puerta de un portazo, que hizo que me quedara inmóvil delante de la puerta. El portazo resonaba, y resonaba en mi cabeza. Las galletas desperdigadas por el suelo, Mi cara envuelta en lágrimas que me ardía en el alma. Estaba rodeada de llamas. Corrí hasta casa, Cerré de un portazo la puerta de la habitación, Y me desplomé lentamente sobre el colchón, dejando fluir las lágrimas. ¿Imbécil?, No no. ¿Estúpida?, No no. Inocente. Sí sí. Inocente, ingenua, Pequeña. Muy, Muy pequeña. Sin duda, El día más mejor de mi vida, fué a pasar a El día más peor de mi vida. Horrible.
- ¡Remember!, Baja, Alguien a venido a verte.-Por un momento me temblaron las piernas. A lo mejor era él, que venía a pedirme disculpas, y a regalarme un coche fucsia, o algo por el estilo. ¡Pumba! No era él. Si no la persona que menos deseaba ver en este momento.
-¿Nicolas?.-O quizás, si necesitaba un poco de amor ...

ESTA ENTRADA SALIÓ DE LA CABEZITA DE AMANDA CON EL NOMBRE DE MÁS INOCENTE QUE NINGUNA. CON LA HORA DE 12:56 am AINSS!

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