La biblioteca fría y cautiva jugueteaba con los nervios de mi tripa. Mientras rebuscaba en internet cosas para realizar el trabajo, Me dió la sensación de que Jhon me miraba fijamente. Quise preguntarle, pero cada vez que me giraba a él, encontraba su mirada fija en mis ojos verdes.

-Eres hermoso, Jhon.
-Vámonos a mi casa. Mis padres están en un viaje de negocios.-Me entró el pánico. Casa, solos, cama ... sexo. Me cojió de la mano, me la besó y me miró a los ojos. Hipnotizada, nos fuimos a su casa en el autobús. No paraba de mirarme. Estaba cohibida, pero su mirada me relajada poco a poco. Llegamos, y abrió la puerta nervioso. Tenía miedo. Me agarró la mano, y me llevó a su habitación. Nuestros besos se convirteron en la única existencia de ambos. La cosa fue a más a más y a más. Los dos, boca-arriba en la cama. Casi desnudos. Cogidos de la mano, nos miramos a la cara.
-Te quiero.-Dije. El guardó silencio. Se levantó, vistió, y me pidió que me fuera a casa. Algo desconcertada, pensé que necesitaría pensar o algo. En el bus, el tiempo pasaba lento, muy muy lento. La noche la pasé entre risitas, y cosquilleos. Me levanté a la madrugada. ¡Quería fresas con azúcar!. Pero, no quería los fresones normales y corrientes. No no. Quería las fresas diminutas, de esas que no tienen pepitas, y estás muy ácidas. Y también quería leche condensada. ¡Mucha leche condensada!. Me levanté, peiné y me puse la bata. Fuí a la nevera, y cogí 6 fresas y mucha leche. No tenía nada más en la cabeza. Solo que la leche no se cayera, o que alguna fresa cayera al vacío. ¡Estaban riquísimas!. Pero no tan sabrosas como el beso, su beso. Nuestro beso.
ESTA ENTRADA SALIÓ E LA CABEZITA DE AMANDA EL MIÉRCOLES 25 DE AGOSTO A LAS 12:49 SU PUBLICACIÓN. AINSS!
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