15 de febrero de 2011

Algo impredecible.

Es extraño. Muy extraño. Acaricio la solapa,  sonriente. El besa mi mejilla torpemente, sentados en un banco de reluciente metal, ausentes de el gentío que entran y salen por los vagones transitados
 -No me dejas leer pequeñín. 
 -¿Es que ese libro es más interesante que yo?.-Hace un gesto de falsa sorpresa, y se encoge de hombros, con tristeza.
 -Sabes que nada es más interesante que tú.- Sonrío, una y otra vez más. Impaciente, sonrojada y extraña. Me siento muy extraña.
 -Quedan tan solo 13 días.
 -Aún no creo que te vayas.
 -¿Qué lees?.-Ahueca su cabeza en mi cuello.
 -La princesa sin reino.
 - Y, ¿De qué va?.
 -Pues, de una chica que por su reinado, no puede casarse con otro que no sea quien le obliguen. A sus 16 años se enamora de un criado ...
 -¿Lo típico?.-Me interrumpe, y sonríe.-Eres tan predecible...-Chasquea los labios y me besa la mejilla.
 -¿Crees que soy predecible?, Pues, te tengo una sorpresa. Ven, sígueme.

El cuarto desordenado, la ventana refleja la luz que muestra las calles. El frío acaricia las cortinas turquesas. Hago un gesto de "ven" con el dedo indice, y sonrío pícara. Arrastro su fuerte cuerpo hacia mí, acaricio su pelo, y cuando se precipita a besarme, me alejo. Chasqueo la lengua y río a carcajadas. Coloco en el toca-discos antiguo el disco de Umberto Tozzi. Ronroneo, y acaricio los cuatro discos. Grito. Lo he encontrado. Comienza a sonar... .
-Dan dabadan, daba dan dan parrabandan darrabán dan, dan dubadán...-Canturreo. El ríe. Me precipito sobre él. Reímos.  

 -Pequeña...-La noche se arroja sobre nuestros hombros, jugamos entre las sábanas, olisqueo el dulce olor de sugus de piña en su camisa desabrochada, lo apriento fuerte sobre mí. Susurro.
 -Dime...
 -Eres tan predecible...
 -No me importa serlo.
 -Pero ¿sabes lo mejor?, que, aun siendo predecible, testadura, celosa, algo torpe y muy bonita... Aun siendo todo eso, no dejas de parecerme irreal.
 -¿Irreal?
 -No comprendo como haces que lo imperfecto alcance lo perfecto.-Enconge los hombros, aún sonrojado y muy despeinado.
 -¿Llego a superar lo perfecto?.-Le acaricio, acaramelada.
 -Lo alcanzas, lo superas y llegas a varios kilómetros sobre lo perfecto.

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