21 de enero de 2011

Cuando el tiempo se rompe.

Creo que me voy a derretir en sus brazos. Posa su dedo en mi mejilla, y lo hunde con fuerza bajo mi labio. Con el mismo dedo, sube mi cara hacia su altura, y me arrastra hacia su pecho. Su respiración acelerada juguetea conmigo. 
 - Esto es increíble, Jhon.
 - Todo es más increíble si está reflejado en tus ojos. - Hundo mi cara sonrojada en su pecho. Por un segundo, una sonrisa brillante revolotea por mi cabeza. Es Rosse. Entonces lo comprendo. ¿Qué pasa con él, ahora que ya no somos más que compañeros de piso?.
 - ¿Qué te ocurre? Parece que estás en otro lugar, al parecer más divertido que éste ...
 - ¡Oh! No, no, es, solo que mañana tengo un examen, y debo estudiar, lo siento.- Lo dejo atrás, corro con todas mis fuerzas hacia la salida del lago, donde el sol se despide de mi cara

 Abro con fuerza la puerta, y me dirijo hacia mi habitación, abro las ventanas, y saludo ese fantástico viernes por la tarde. Cojo el iPod, y me dirijo hacia el Jacuzzi escondido en la habitación de Rosse. El silencio se divierte con mi respiración costada, ya que el vaho presiona mi pecho. Introduzco el pie en la bañera, y pienso . 
 "¿Qué es lo que piensas?" o "Qué es lo que sientes? ¡Aclárate, o vas a acabar sola!.
 - ¿Hola?
 - Eh, Rosse, estoy yo .
 - Puedo... Eh, ¿Puedo bañarme contigo?, Traigo fresas con chocolate .-
 Dile que no, dile que no , no ...
 - Está bien. Entra.-
Su cuerpo escultural inmenso hace que mis pupilas agranden. Bajo la mirada tímida, y me muerdo el labio con pavor. Es hermoso.
 -Algo ácido para algo muy dulce, ¿Te apetece?.-
Las risas rompen con las paredes, acarician el agua. Poco a poco se acerca, e intenta besarme con delicadeza. Un grito ahogado hace que me aparte, y salga chorreando de aquella inmensa playa de burbujas.
 -Lo siento.-
Me tiro en la cama, que poco a poco se enfría, cada vez más y más a causa de el agua que cae y resbala por mi cuerpo. 
Escribo :
"Jhon, tenemos que hablar."
¿Pero que le voy a decir?, a caso, ¿tengo algo que decirle?. Hago un gesto de exasperación, y hundo mi cara en la almohada buscando algo de calidez. Obtengo una respuesta.
Voy para allá.

 -¿Qué ocurre?. Su mirada chispeante revolotea por la habitación en silencio. Le miro a los ojos, lo acaricio. 
- Quizá ... Necesitemos un tiempo.

2 comentarios: